Se tiene constancia de erupciones antiguas (hace unos 150.000 años) y que marcaron el relieve actual de toda la isla. Por entonces se alzaba un volcán todavía mayor que el Teide, y en una erupción su pico se fraccionó y se deslizo hasta el mar por el norte de Tenerife, formando así las llamadas Cañadas del Teide. Gracias a nuevas erupciones se elevó el volcán que ha llegado a la actualidad.
Vista aérea de la isla de Tenerife, en cuyo centro se puede apreciar el cráter del Teide.
Imagen del cono volcánico en invierno.
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